Cuánto ruido hay en una decisión
Una de las tareas más afanosas de los jueces a la hora de tomar una decisión para penalizar o no a un corredor y determinar el eventual grado de sanción es la consistencia. En otras palabras, toda decisión debe parecer justa y coherente con las decisiones que se hayan tomado en el pasado en situaciones similares.
En general los jueces o comisarios (stewards) son personas de mucha experiencia, lo cual suele ser una garantía para tomar decisiones acertadas y precisas. Sin embargo, tienen el poder de discrecionalidad por muy estricta o clara que sean las reglas en cada disciplina, ya que ocurren accidentes o faltas que no son lo suficientemente claros para aplicar la norma escrita, y es por ello que esas decisiones, a veces, navegan sobre un hilo muy delgado.
Esta discrecionalidad puede llevar a decisiones erradas debido al juicio o prejuicio que cada persona tenga, más allá de la regla.
Y esta observación aplica tanto para un stewards, como para un juez en un tribunal, el presidente de una empresa o el director de una federación deportiva.
Este prejuicio o bias -como se dice en inglés- forma parte de aquello que cada persona debe trabajar para eliminar o disminuir su parcialidad frente a la responsabilidad de las decisiones que debe enfrentar, bien sea a solas o en trabajo de equipo.
Otro factor que influye en la toma de decisiones es el ruido. Y por lo general ese ruido hace que se tomen decisiones erradas. Definimos como ruido la variedad indeseable de juicios relativos a un mismo caso o problema. Hay que tomar en cuenta que como los problemas o casos particulares no se reproducen nunca de la misma manera tampoco podemos esperar una misma solución para todos.
Una fuente inevitable de ruido en nuestro deporte es la rotación de jueces, razón por la cual hay que estar atentos a los indicios o señales de que hemos logrado alcanzar la coherencia necesaria entre los datos factuales y el juicio. Es decir, que los hechos hablen primero sin dar una opinión.